Jaime I el Conquistador

Durante las Edades Media y Moderna, en los Estados cristianos peninsulares primero (Castilla, León, Navarra, Aragón…) y en la España unificada después, al igual que en otros Estados europeos, se utiliza un sistema monetario bimetálico basado en el oro y la plata. Significa esto que hay unidades monetarias en ambos metales y que existe una relación entre ellas, de forma que si se modifica el valor de uno de los metales se altera todo el sistema.

¿Qué motivo justifica entonces la aparición del vellón?

Veamos, el vellón es una aleación de plata y cobre en distintas proporciones. Pero no equivoquemos conceptos, cuando mezclamos a la plata algo de otro metal (cobre por ejemplo) para que la aleación adquiera la dureza deseada no estamos ante el vellón. El vellón es una aleación para rebajar la proporción de plata.

Puede ocurrir que una moneda de plata sea tan pequeña que no sea práctica. Por ejemplo una moneda plata de 0´3 gramos sería pequeñísima. Pues ahí es donde aparece el vellón: le mezclamos a esos 0´3 gramos de plata 2 por ejemplo de cobre, la pieza resultante tiene un peso y tamaño fáciles de manejar y que contiene la parte correspondiente del metal noble como fracción que es de la unidad principal. Otra característica del vellón es que si se aumenta o disminuye el valor de la plata con respecto al oro, se alteraría la proporción de la plata en las nuevas acuñaciones de vellón sin que esto supusiese una alteración en el peso de la moneda que, en apariencia, seguiría siendo la misma.

Lo que ocurre es que la proporción de cobre es aleatoria, puede ser mayor o menor según interese. El propio Estado podría alterarla a su conveniencia. A lo través de su larga trayectoria sufrirá, pues, todo tipo de cambios pasando de monedas muy ricas en plata (vellón rico) a lo contrario, muy pobres en plata (vellón pobre). Llegará a ser sólo cobre.

En cuanto a la temporalidad, el largo periodo astur-galaico-leonés de la reconquista carece de moneda propia, utilizándose el sistema romano, el visigodo y después el producido por los árabes en Andalucía. Las primeras monedas propias de los reinos cristianos aparecen después del declive del Califato de Córdoba, ya con Alfonso VI (coetáneo del Cid Campeador), Urraca y Alfonso I “el Batallador”. Concretando, se emitieron en Castilla-León aproximadamente cuando se conquistó Toledo por Alfonso VI, en el año 1085; y en Navarra con Sancho Ramírez en la capital de su reino, Jaca, en 1086. Las primeras fueron de vellón, que apareció, pues, avanzado el siglo XI y que iba a dominar el mercado monetario peninsular cristiano frente al oro y la plata musulmanes.

Vamos a estudiar hoy una moneda de vellón en plena reconquista, de Jaime I, rey de Aragón, Cataluña y Valencia, Y contemporáneo de Fernando III de Castilla y León.

 

Reino de Aragón, Cataluña y Valencia

Jaime I, óbolo ternal de la ceca de Barcelona

Peso: 0´55 gr; diámetro: 17 mm.

 

Anverso:         BARQINO

                            Barcelona

Busto coronado a la izquierda

Reverso:          IA-CO-B R-EX

                              Jaime Rey

Cruz cantonada con aros y 3 botones

 

Con Jaime I “el Conquistador” (1213-1276) el vellón alcanza los niveles más pobres conocidos hasta entonces. Emite en 1221 doblencas, que eran dineros con una proporción de 0´18 gramos de plata en un total de 1´08 gramos (ley 166 milésimas aprox.).

Algo después, con el objetivo de sustituir los anteriores, emite ternales, igualmente dineros pero con una ley que aumenta a 0´27 gramos de plata en un total de 1´08 gramos (es decir ¼ de plata o ley 250 milésimas). De esta forma hizo a la moneda catalana equivalente a la que ya circulaba por los reinos de Aragón desde 1234 y Valencia desde 1247

El verdadero nombre del ternal era diner de tern y se le conocía por cornado (cornado = coronats = coronado = coronatorum)

Y similares al dinero trenal tenemos el obolo ternal u obol de tern sólo que con un peso de 0’55 gramos.

 

Este óbolo ternal tiene el anverso muy gastado, no observándose bien el busto, en cambio el reverso está precioso. Efigie coronada. Esa sombra de cruz que aparece en el anverso es la consecuencia de la fuerza que se produce al acuñar el reverso. En algunos dirhams del emirato cordobés también se observa esta circunstancia.

Estamos ante una de las monedas más humildes de la corona catalano-aragonesa.

La dificultad en la lectura de sus caras radica en la letra cuneiforme utilizada.

Los que de niños tuvimos en nuestras manos la enciclopedia Álvarez, recordamos aquel dibujo tan llamativo de un casco con un dragón alado que pertenecía a este monarca hispano.

 

 

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