La Banca Bartolomé López Simón

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Recibo de ingreso en cuenta corriente

En los años 20, hace ahora casi un siglo, se gestó en Espiel un acontecimiento sin precedentes: la creación de un hecho empresarial con consecuencias muy positivas para nuestro pueblo, la Banca Bartolomé López Simón. Esa persona era mi bisabuelo.
Cuando mi tatarabuelo, arriero oriundo de la localidad almeriense de Turre, vino con sus burros a transportar piedras para la construcción de la carretera Granada-Badajoz, tuvo buen cuidado en que su hijo, el citado Bartolomé López Simón, aprendiese a leer y escribir. De esa forma comenzó siendo el administrativo de las minas de La Ballesta y terminó creando una banca en Espiel.

Supuso dicha acción entre otras cosas:

1.- Que los espeleños pudiesen guardar sus ahorros sin exposición a pérdidas o robos a la vez que recibían el interés bancario correspondiente. A partir de ese momento no era necesaria la baldosa ni el calcetín. No olvidemos que la venta de una casa, por ejemplo, ocasionaba el problema de no saber dónde guardar el dinero.

2.- Adelanto de dinero a los agricultores a cuenta de la próxima cosecha. Es lo que hoy anhela cualquier empresario que le conceda su banco, y que se denomina una línea de crédito.

3.- Que el capital acumulado se invirtiese en proyectos empresariales que a su vez repercutían directamente en el bienestar del pueblo.

En este sentido se construyó una fábrica de aceite de orujo junto a las “pasaeras” del río, hoy engullida por las aguas del pantano. En los años de sequía se ven las ruinas.
No había ninguna fábrica semejante en la comarca y permitió que nuestros agricultores aprovecharan el orujo resultante de la molienda de la aceituna, que hasta entonces se utilizaba en la alimentación de los cerdos, y sacar un beneficio extra.
En la Exposición Universal de Sevilla del 1929 se llegó a un acuerdo con un inventor para la instalación de un procedimiento novedoso de extracción.

En esta industria por primera vez se cotizó en Espiel la Seguridad Social de entonces, que se denominaba popularmente como la “perragorda” al ser 10 céntimos la cuota correspondiente.
De forma paralela se creó una fábrica de jabón a partir del aceite de orujo, con lo que todas las plusvalías quedaban en el pueblo.
Y para completar lo anterior se amplió la edificación del río con la instalación de maquinaria para la obtención de aceite de oliva virgen. Dicho aceite se destinó a la exportación a través del puerto de Sevilla. Diariamente se recibía un telegrama con la cotización del aceite en los mercados internacionales.

La Banca Bartolomé López Simón adquirió un vehículo marca “De Dion Butón” para realizar viajes regulares a Córdoba con el fin de despachar los asuntos propios con el Banco de España, vehículo que también se utilizaba para el desplazamiento a los pueblos limítrofes (Villaviciosa, Villaharta y Obejo que yo sepa) y cobrar los efectos bancarios a todos los comerciantes, empresarios y particulares de dichas localidades.

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Cheque bancario en blanco

Publicado en la revista El Barrero en abril de 2010

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