Pasear por el casco antiguo de Burgos es una de las más aconsejadas actividades que se pueden desarrollar en verano, si te coge allí, claro. No tardarás en toparte con la Calle de la Moneda. No hace falta hacer un alarde intelectual para saber con qué se relaciona el nombre de la calle.
Su primer nombre fue “Entrambospuentes”, en relación a los dos vados para franquearla, uno a la entrada de la calle, junto a San Juan y el otro, al final de la misma, junto al Mercado Mayor, conocido como puente de los Trigueros.
Posteriormente, al emplazarse en esta calle la Casa de la Moneda tomó la actual denominación. Estaba situada en el Barrio de los Gremios
Los primeros datos sobre la Casa de la Moneda de Burgos nos llevan hasta Alfonso VIII, y se situaba junto al Camino de Santiago –que no olvidemos atraviesa Burgos- , lindando con un paraje llamado “Huerta del Abad”. La fachada se abría a la calle San Juan, enfrente de los actuales juzgados, haciendo esquina con General Santocildes y calle Santander.
Durante los siglos XIV y XV esta ceca burgalesa fue considerada como una de las más importantes y activas de Castilla, siendo intensísima su actividad con Felipe II, III y IV. La actividad completa se sitúa desde el siglo XIII al XVIII
- El Tesorero, puesto honorífico, ocupado por el linaje de los Mazuelo, durante los siglos XV y XVI. Este cargo llegó a ser ocupado por el duque de Lerma en 1601 hasta su caída en desgracia.
- Los Tenientes de Tesorero eran los auténticos gestores y responsables de la real manufactura, cometido que desempeñaron, bien los regidores o altos cargos militares, cobrando 8 maravedíes por cada marco labrado
- Los dos Alcaldes Mayores desempeñando funciones judiciales, auxiliados por los alguaciles
- El Oficial Mayor de libros y Cuentas, llamado Contador y el Escribano Mayor, levantaban actas de las reuniones
- El Ensayador o contraste se ocupaba de la buena aleación de los metales y controlaba la buena ley de las piezas
- El Balanzario pesaba el metal y las monedas en la “Sala de la Libranza” eliminando las imperfecciones monetarias