Esta es la excepción. En el año 399-400 de la Hégira surge la guerra civil, en cuyas causas no vamos a entrar, que lleva a la existencia de tres califas: Hixén II, Mohamed II y Çuleimán.
En el año 400 H se refugió en Medina Azahara Çuleimán y procedió a abrir la ceca. Se acuñan dirhams y dinares por última vez en ella.
Se calcula que Çuleiman permaneció en Medina Azahara 108 días en ese año del 400 H por lo que la ceca tuvo que estar abierta y funcionando un tiempo inferior a dicha fecha. Y a continuación se instaló en Córdoba por lo que en ese año también acuñó con ceca Al Andalus.
Çuleiman, dirham del 400 H, ceca de Medina Azahara
Peso: 2,25 gr; diámetro: 22 mm
En las monedas acuñadas en Medina Azahara aparece en el último renglón del anverso Ben Suhayd, cuyo nombre completo pudo ser Abu Amir ben Suhayd; se trata del jefe de la ceca. Y en el primer y último del reverso Wali al-Ahd / Muhammad (Príncipe Heredero / Muhammad)
Esa fórmula de Príncipe Heredero es la primera vez que aparece en las monedas hispanomusulmanas y será copiada a partir de ahora en numerosas ocasiones, y siempre tratando de dar continuidad al poder ejercido. Ese Muhammad era hijo de Çuleimán. Es importantísimo este dato a nivel político pues se trataba de dar publicidad a la instauración del poder hereditario.
Las dos monedas que se presentan, un dirham y un dinar, son exactamente iguales en cuanto a las leyendas.
Çuleiman, dinar del 400 H, ceca de Medina Azahara
Peso: 3´9 gramos; diámetro: 22´6-24 mm
Es muy significativa la batalla de Aqabat al-Baqar entre los bandos de Mohamed II y Çuleiman. El primero, con la ayuda de los condes Ramón Borrel III de Barcelona y Ermengol de Urgel, así como de los obispos de Barcelona, Gerona y Vich -los cuatro últimos murieron en la liza-, se enfrentó a las tropas de Çuleiman que contaba con la ayuda de los bereberes. Aqabat al-Baqar, no es ni más ni menos que el Castillo del Vacar –denominado también de Mano de Hierro- y que como sabemos se encuentra dentro del término municipal de Espiel. Esta batalla tuvo lugar precisamente según las fuentes árabes el 16 de sawwal del 400 H. (2 de junio del 1010).
Las tropas de Çuleiman resultan perdedoras por lo que tienen que abandonar precipitadamente Medina Azahara, donde estaban asentadas sus familias.
Estos hechos supondrán el inicio de la destrucción de Medina Azahara, despojo que se intensifica con las dominaciones almorávides y sobre todo almohade, a un nivel tal que al inicio del siglo XIX no se conocía ni siquiera su emplazamiento.
La dispersión de las piezas de Medina Azahara a partir de su destrucción es muy grande encontrándose restos arqueológicos en cualquier casa de Córdoba o en museos tanto nacionales como extranjeros. La mezquita mayor de Granada, la mezquita al-Qarawiyyin de Fez, la Giralda de Sevilla, la Qasba de Marrakech, la Torre de Hassan en Rabat por citar edificios religiosos, así como alcázares y residencias palaciegas.
Los edificios de la ceca aún no han sido excavados.
Restos de ataurique de la Casa Real o Dal al-Mulk, residencia íntima del califa en la terraza superior
“Cuando los bereberes se dieron cuenta de la fuga de Çuleimán, después de su derrota de Aqabat al-Baqar se dirigieron a Azahara y sacaron a sus familias, a sus hijos y bienes. Salieron de ella al atardeser del día del sábado y no quedó allí de ellos nadie. Mientras Çuleiman mardhó fugitivo con quienes estaban en su compañía a Játiva… El populacho de Córdoba salió entretanto hacia Azahara. Pillaron los enseres de los bereberes que en ella encontraron, mataron a quienes encontraron allí, entraron en la aljama y robaron sus tapices, sus lámparas, sus coranes, las cadenas de sus lámparas y las hojas de sus puertas”
Así narraba Ibn Idhari el inicio de la ruina de Medina Azahara.
“¿Qué fue de Medina Azahara? Ni un solo vestigio ha quedado… todo ha desaparecido… y las descripciones que de ella hacen sus historias se nos antojaran fabulosas si no nos certificaran de su existencia las muchas monedas en ella acuñadas y que se han conservado y aún subsisten…”
Modesto Lafuente, Historia General de España, 1877
Aquí vemos como a finales del siglo XIX los restos de la ciudad habían desparecido totalmente.