Este artículo ha sido publicado en la revista «ARTE, ARQUEOLOGÍA E HISTORIA» números 27/28 DE 2020/21
Forrado (dorado o plateado) de las piezas.
Es el procedimiento más utilizado junto con el recorte de las piezas citado al inicio de este artículo. Mientras que el recorte se realizaba por un individuo en particular, ahora con el forrado estamos hablando de un taller organizado.
Se trata de recubrir la moneda con eso, con un forro de metal de buena ley.
Presentamos siete piezas en las que se ha utilizado el sistema de forrado, por orden cronológico por lo que se ve que en todos momentos hubo este tipo de falsificación:
Denario romano a nombre de Faustina
Todavía le queda mucha plata del forrado. El nombre completo de su titular era Annia Galeria Faustina, y era hija Antonino Pío y la también Faustina, y esposa de Marco Aurelio.
Dirham de Abderraman III del año 337 de la Hégira, ceca de Medina Azahara.
Todos esos datos son ficticios pues no tuvo por qué ser fabricado ese año y por supuesto que no fue en Medina Azahara. La plata ha desaparecido.
Es muy interesante la información que nos presentan Ramón Rodríguez y José Manuel Salinas sobre la elaboración de moneda falsa en este periodo de Al Andalus. En la excavación de un solar en Córdoba se encontró material de cobre empleado en la fabricación de moneda falsa; se trataba de “…cóspeles que luego habrían de ser acuñados y bañados en plata simulando dirhames de curso legal…” junto con los restos de cizalla correspondientes. Las características metrológicas de esos cóspeles encontrados coinciden con las de las monedas de Abderramán III, además del estrato en que se hallaron. La fotografía superior corresponde a ese material.
2 reales de Felipe V
También ha perdido la plata. Son muy abundantes las falsificaciones en este reinado y precisamente en este valor.
2 Pesetas del 1869, del Gobierno Provisional
Peso: 7´3 gramos
No sé la composición de ese metal pero no es plomo. La plata también ha desaparecido totalmente.
5 pesetas de Alfonso XII de 1877
Peso: 20´7 gr.
Aquí tenemos un duro. No tiene brillo, se raya con facilidad y si lo fuerzas se dobla. Claro, es plomo sin restos de plata.
Fragmento de 5 pesetas de Alfonso XIII
El metal de su alma parece latón y queda un resto de la plata que lo recubría. El último propietario se ensañó con él.
50 pesetas de Franco de 1957
Peso: 13´6 gramos
Las primeras piezas de Franco en níquel son de 5 pesetas y que se transforman en 50 pesetas. Usar esas 5 pesetas para fabricar las 50 pesetas nuevas era, pues, un buen negocio por parte del Estado. Pero mejor negocio era utilizar incluso un metal más barato como es el caso.
El desgaste deja al descubierto el alma de estos 10 duros; parece latón. Pero lo curioso es que es de las pocas veces que no se imita una moneda de plata u oro pues en este caso la moneda que se falsifica era de níquel. También es cierto que era la pieza con mayor valor facial en ese momento.
Tenemos interesantes referencias con el procedimiento de forrado: Durante la República Romana se realizó forrado argénteo de monedas a partir de un cospel de bronce, que se mezclaban con las auténticas, operación llamada “miscere monetam”. El rechazo público obligó a Mario Gratidiano a organizar una oficina de comprobación de moneda y suprimir el curso forzoso de las forradas, que fueron retiradas (año 80 aC)
Estábamos, pues, ante falsificaciones oficiales.
El forrado se ha realizado en todas las épocas. En las fotos que se han presentado se abarca desde Roma hasta Franco, pasando por la etapa musulmana, la edad moderna y contemporánea. Y se incluyen momentos en los que se supone un rígido control como es el caso del dirham de Abderramán III o de las 50 pesetas de Franco.
¿Metal? Cualquiera que sea más barato que el de la moneda original: cobre, plomo, latón…
Es fácil de descubrir por el peso y el sonido de la pieza, sobre todo si la pieza falsificada era de plata. La plata tiene un sonido muy característico al golpe (aunque no lo parezca suena hasta con el aire).
½ escudo de Fernando VI
Era costumbre morder la moneda para ver si se doblaba o si cambiaba de color con el arañazo. También se les ha dado un golpe a las monedas y observar si hay cambio de color, procedimiento que se observa muchas veces en los ½ escudos de Fernando VI. El de la foto ha sido sometido a esa operación y queda claro que ese medio escudo es auténtico.
Isabel II, 40 céntimos de escudo del 1867
Aún conserva parte del baño de oro
Peso: 4´6 gr.
A veces el baño es de lo más inocente pues se emplea de base una verdadera moneda de otro metal más barato. En el caso de la foto se lee 40 céntimos de escudo, lo que delata que se trata de una moneda de plata que se baña para hacerla pasar por una de oro.
Con respecto a este tipo de falsificación, el forrado de las piezas, se pueden hacer dos comentarios.
Uno es ¿cuándo se realizaba la acuñación? ¿antes o después del forrado? Existen opiniones diversas. O indistintamente se emplean ambos procedimientos.
Y otro es que en las falsificaciones de moneda hispanoárabe se observa a veces una buena caligrafía y distribución de las leyendas, lo que nos lleva a considerar que los falsarios habían tenido acceso a cuños originales en la ceca.