La moneda falsa (3)

 

Este artículo ha sido publicado en la revista «ARTE, ARQUEOLOGÍA E HISTORIA» números 27/28 DE 2020/21

 

Empleo de una aleación de metales inferiores

De forma que ofrezca el mismo aspecto que el metal por el cual se pretende hacer pasar la moneda.

 

Una peseta del Gobierno Provisional de 1869

 

Una preciosa moneda que puede confundir. El peso de esta peseta es de 3´5 gramos frente a los 5 que debería tener. No es plata.

 

Isabel II, 4 reales de 1852

Peso: 4´98 gramos

Diámetro: 23´5 mm

 

Por el sonido es falsa; suena como una piedra. Es muy buena falsificación pues el metal permanece sin óxidos, que los tendría incluso la plata. Está gastada por el centro permaneciendo nuevos los bordes, lo que no es admisible. Por el desgaste debería haber perdido más peso. O quizás se fabrica ya así.

 

Los metales utilizados en los fraudes argénteos suelen ser:

 

                                   estaño

                                  3 partes de estaño y 1 de antimonio

                                 3 partes de estaño y 1 de bismuto

                                 9 partes de estaño y 1 de plomo

                                 4 partes de estaño y 1 de zinc

                                 estaño, antimonio y plomo

                                  y otras combinaciones.

 

Para reconocer esta forma de falsificación se recurre a la dureza, que suele ser menor en las falsas, al color, que suele estar empañado, al tacto, que es como grasiento, al sonido, y sobre todo al peso.

 

 

Falsificaciones “de buena ley”

 

 

Millarés

Peso: 1 gramo

 

 

Otro caso muy curioso es el del millarés. Se trata de unas monedas similares a los dirhames almohades que fueron acuñadas por los cristianos con el fin de facilitar el comercio con los territorios musulmanes peninsulares.

La primera noticia sobre los millareses fue la recriminación que hizo el Papa Clemente IV en una carta al Obispo Berenguer de Frèdol en 1266 por haber realizado falsificaciones de monedas y grabar en sus cuños el nombre del profeta Mahoma.

Ya más tarde en el “Código de las costumbres marítimas de Barcelona”, de 1791, se lee:

“…. Don Jaime I de Aragón los hacía acuñar en la Zeca de Mompeller, sin duda para las compras en los países Sarracenos….”

Las acuñaciones fueron realizadas por distintas personas e instituciones: condes, obispos y simplemente burgueses.

Las diferencias con los dirhames almohades a los que imitaban eran un peso aproximado de 1´36 gramos frente a los 1´5 del dirham almohade (téngase en cuenta que el peso del millarés de la foto es aún menor debido al recorte al que fue sometido), y una ley de 10/12 de fino, es decir 10 dineros. Y por supuesto en la epigrafía. La escritura nasjí que se empleó no es verdadera escritura árabe sino dibujos que tratan de imitarla. No obstante hay millareses con un muy buen estilo frente a otros que contienen errores en la escritura y un estilo no correcto.

La mayoría están acuñados en la ciudad francesa de Montpelier pero hay noticias que también lo fueron en Melgueil, Mallorca, Arlés, Marsella, condado de Venaissin, Tarascon, Pisa, Génova, Lérida, Barcelona y Valencia.

La operación era beneficiosa por dos motivos: por la diferencia de precio del metal argénteo entre Europa y el Norte de África, y por el menor peso del millarés con respecto a la moneda almohade a la que imitaba.

El mejor y más seguro sistema para detectar el millarés es el análisis del metal empleado pues el mismo confirma que ese metal proviene de minas situadas en países occidentales. Este sistema escapa a cualquier aficionado como es lógico.

Hemos comentado los distintos y posibles lugares de su acuñación, información que viene de las distintas fuentes documentales y que no está reflejada en las monedas, pero hay quien piensa que los distintos puntos con los que están adornados son en realidad puntos secretos que eran conocidos sólo por los responsables de la operación y que pudieran reflejar la ceca u otra información.

 

Resellos en una moneda a nombre de los Reyes Católicos

Peso: 4´2 gr

 

Con los Austrias, especialmente con Felipe VI, se produce una quiebra del sistema económico que va a repercutir en la vida del ciudadano. Las causas fueron el abandono de la agricultura y las guerras con otros, y la consecuencia se concreta en el resellado de la moneda. Y no olvidemos que el fraude de Potosí ya mencionado se produjo por los mismos años.

Por el resellado una pieza de 4 maravedíes podía pasar a valer primero 8 maravedíes y después 12. Es el caso del resello de la foto. Pero la operación de resellado ha dado lugar igualmente a falsificaciones. Se observa perfectamente la diferencia de los dos resellos en cuanto a la calidad del grabado, y se deduce que el resello de VIII maravedíes, realizado en 1654, es falso.

 

 

 

 

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