Han pasado ya varios años de que desaparecieron las pesetas de nuestros bolsillos y quizás sea ya momento de volver a hablar y reflexionar sobre ellas.
La palabra peseta es un diminutivo femenino de peso, con innegable influencia de la lengua catalana en cuanto al sufijo (en castellano habría sido pesito), lo que se explica al ser en Cataluña donde inicia su existencia.
En la vida de la peseta hay que distinguir tres fases:
- Una primera en la que el pueblo comienza a nombrarla
- La segunda en la que se crea la moneda como tal
- Y por último se convierte en la moneda oficial.
De los primeros documentos en que se cita a la peseta es la Pragmática Real de 16 de mayo de 1737, que dice así: “…la denominación de duro o peso duro para el real de a ocho y la peseta para el real de a dos, distinguiendo entre diferentes tipo de peseta, como la peseta mejicana o columnaria y la peseta provincial. Y ésta es la quinta parte del peso duro…”
También lo es la Real Orden de 26 de diciembre de 1759 que venía a recoger “toda la Moneda Provincial de pessetas, llamadas carolinas, que se labró en Barcelona por el intruso Gobierno desde el año 1707 hasta 1714”. Hace referencia a los reales de a dos acuñados por el Archiduque Carlos, el pretendiente en la Guerra de Sucesión, con nombre de Carlos III y retirados por orden de Felipe V.
Es decir, las primeras monedas llamadas pesetas por el pueblo fueron los reales de a dos (o 2 reales) que se acuñan a partir de los borbones y que equivalían a 5 reales de vellón. La moneda representativa de las primeras pesetas que os presento es precisamente ésa:
Carlos III. 2 reales de 1709, acuñados en Barcelona.
Anverso: CAROLVS (en anagrama) III HISPANIARVM REX 1709
Reverso: CAROLVS III D G
Insisto en que éste no es el Carlos III que normalmente conocemos sino el Archiduque Carlos, pretendiente austríaco al trono español tras la muerte de Carlos II.
Los territorios catalanes fueron afines a su causa, al que apoyaron en la contienda, y como consecuencia de ello Felipe V suprimirá privilegios del Principado.
José Napoleón. 1 peseta de 1812. Barcelona.
Anverso: Escudo de la ciudad
Reverso: EN BARCELONA – 1812 – PESETA
Cien años después de las emisiones de Carlos el Pretendiente, es ahora con la ocupación francesa del intruso José Napoleón (Pepe “Botella”) cuando se acuñan en Barcelona de 1808 a 1814 las primeras monedas con la denominación PESETA, equivalentes a 4 reales de vellón, y sus correspondientes múltiplos.
Los motivos eran una réplica del numerario francés del Consulado y del Primer Imperio, mientras que los epígrafes eran una concesión a la ciudad de Barcelona, lo que estaba en clara oposición con el numerario emitido en Madrid (con busto y valor 4 reales). Ante un monarca tan centralista como Napoleón, hay que sospechar que esta concesión era el primer paso de lo que más tarde manifestaría abiertamente en 1810, en sus intenciones de anexionar a Francia toda la orilla izquierda del Ebro.
Isabel II. 1 peseta de 1836. Cataluña.
Anverso: ISABEL 2ª REYNA CONST. DE LAS ESP. – B – PS
Reverso: PRINCIPADO DE CATALUÑA – 1 PESETA – 1836
Con Isabel II, cuyo reinado es uno de los más complejos e interesantes numismáticamente en España, se emite también una moneda de 1 peseta en los años 1836 y 1837 con el objetivo de solucionar la escasez de numerario existente (y muy parecida a la anterior).
Con estas piezas se pagó a las tropas institucionales que lucharon en la Guerra Carlista y origen del mote de “peseteros”, que es como se llamó a estos soldados a sueldo que defendieron los derechos de Isabel frente al pretendiente “Carlos V”.
Por esos mismos años se acuñan también monedas de 4 reales en Madrid, Barcelona y Sevilla que el pueblo sigue denominando como pesetas y que eran casi del mismo peso de los 2 reales ya citados, que la peseta de José I y ésta de Isabel II.