Las pesetas de Franco y Juan Carlos
Después de la Guerra Civil la primera peseta que aparece es en 1944. Es conocida como la del UNO. Es de cuproníquel.
Se identifica esta peseta con la España de la postguerra, y consecuentemente con la España de la alpargata, del gasógeno, de los burros y el arado, de las lavanderas, de los niños pelados al “cero”, de la cocina económica, del racionamiento, de las botas de los tres años (ya sabeis, el primer año te están grandes, el segundo bien y el tercero chicas).
No quiero dejar pasar un recuerdo muy lejano que tengo. En mi pueblo las mujeres que trabajaban y vivían en el campo venían al pueblo a hacer las compras los sábados. Hacían el recorrido descalzas, y cuando iban a entrar al pueblo se ponían los zapatos. Y se los quitaban a la salida.
En otro orden de cosas considero esta moneda bellísima.
A partir de ese año comienza una serie con la cara de Franco, y sólo dos variantes, la primera con busto esculpido por Mariano Benlliure y la segunda por Juan de Ávalos. Y las lógicas diferencias de los bustos por la edad pues se pasa de un adulto a un anciano. Los reversos son iguales en las tres, el escudo de los Reyes Católicos con el águila, las columnas de Hércules, el yugo y las flechas y la leyenda “Una, Grande y Libre”
Por estos años, la década de los sesenta, se produce en España un cambio de vida espectacular.
Estamos en los años del inicio del turismo, del “600”, de los Barreiros y los primeros Pegasos, de la lavadora, del televisor, del frigorífico, del tractor, del veraneo, de la emigración a Alemania, de las Universidades Laborales, del pollo, de los productos congelados, el tocadiscos, el transitor, de los pantanos (¿qué sería de nosotros sin los pantanos?)… y comienzan a verse los turistas. Podríamos seguir, y lo digo porque parece que se nos ha olvidado.
Con la muerte de Franco y el advenimiento de Juan Carlos no se modifica el reverso que, como se ve, permanece idéntico.
Es algo después, aprovechando el Mundial de Fútbol celebrado en España, cuando se rompe con el pasado y tenemos ya un reverso distinto. No obstante los símbolos del escudo son los mismos.
Prácticamente igual a la anterior en cuanto al tamaño, es la siguiente. Pero ha sucedido algo importante pues ya tenemos el escudo constitucional. Ahora es de aluminio. Se está produciendo un proceso inflacionario evidente
Y la última peseta que tenemos es también de aluminio, y un tamaño que hizo que se dijese de ella que era como “la picha del viejo, que por mucho que se la busca no la encuentra”, en relación a su diminuto tamaño.
Desde el inicio de la existencia de la peseta se ha pasado de 5 gramos de plata a poco más de medio gramo de aluminio.