Si no te dan dos reales con tres gordas te apañas

 

A nuestros jóvenes les resultará complicado comprender esta expresión de la sabiduría popular al estar desde pequeños inmersos en el euro, que organiza su pensamiento. Esta expresión se utilizó sobre todo durante los años de la postguerra civil, años de penurias y dificultades sin cuento.

Pero ahora que estamos dentro de una crisis de graves consecuencias no vendría mal reflexionar sobre ella, pues algunas familias tienen que hacer los mismos malabarismos que entonces para llegar a fin de mes.

 

Real de la Dictadura de Primo de Rivera, 1925

 

Real de la Dictadura de Primo de Rivera, 1927

 

Desde los inicios del siglo XIX comienza a emplearse la peseta dividida en cuatro reales. Si hablamos de dos reales nos estamos refiriendo a la mitad, pero que según el sistema métrico decimal eran 50 céntimos. Es decir, que un real en esos momentos eran 25 céntimos de peseta.

La primera vez que se acuña con ese valor facial en moneda de níquel es el año 1925, durante la Dictadura de Primo de Rivera. Para que nos entendamos, cuando los caminos se convierten en carreteras es en esos años.

Las dos primeras monedas corresponden a esos años del citado gobierno, que se produce dentro de la Monarquía de Alfonso XIII y de ahí que aparezca la corona real en ellas.

 

   

Real de la 2ª República, de 1934

 

Real de la Guerra Civil, Zona Nacional, de 1937

 

La tercera es un real de la Segunda República, con figura femenil de medio cuerpo en una cara y espiga, rama de olivo y rueda dentada en la otra.

Y la cuarta, aún en la Guerra Civil, que tiene como particularidad el estar acuñada en Viena por el gobierno de Franco.

 

Por último, ya casi terminada la guerra, la ley de 20 de enero de 1939 motiva la retirada de la circulación de la moneda de plata (la República ya la retiró en 1936 aunque no se llegó a su culminación) comenzando la fabricación de las primeras monedas de aluminio. Son las gordas y perrillas a partir de 1940.

 

Gorda del Gobierno de Franco, de 1941

 

¿Qué era una gorda? Pues la herencia de la perragorda, que eran los 10 céntimos de peseta de 1870. En aquel momento como en una cara aparecía un león barbilampiño, el pueblo lo bautizó como perra. Perragorda o gorda para las de 10 céntimos y perrachica o perrilla para las de 5 céntimos. Ahora los 10 céntimos de Franco heredan el apodo.

Estas monedas las encontramos muy gastadas debido a la blandura del aluminio y sobre todo a la gran circulación a la que se vieron sometidas. Es difícil encontrarla en las condiciones de la de la foto.

Y volviendo al dicho de “Si no te dan dos reales, con tres gordas te apañas” está muy claro, si no tienes 50 céntimos, apáñate con 30.

Nos ha tocado apretarnos el cinturón sin pretenderlo.

 

 

 

 

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