La blanca es una moneda que se acuña desde algo antes de Juan I de Castilla hasta Felipe II de España. A caballo, pues, entre las Edades Media y Moderna. Son de las más pequeñas que han circulado en España y eran de vellón (aleación de cobre con una pequeña cantidad de plata). Su nombre se debe al color que tenían cuando comenzaron a acuñarse, blanquecino por la alta proporción de plata que tenían.
La primera blanca que circuló fue la llamada “del Agnus Dei”, que tiene por un lado una “Y” (de Yhoannes) y por otra un cordero con un estandarte, el Agnus Dei (Cordero de Dios). La “Y” hace alusión como apuntamos a Juan I, que fue proclamado rey en el Monasterio de las Huelgas de Burgos.
Y la frase “AGNVS DEI QVI TOLLIS PE // CATA MUNDI MISERERE NOBIS” (Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros) escrita con preciosas letras góticas en su orla.
Juan I. Blanca del Agnus Dei. Ceca de Toledo
A partir de Juan I se acuñó con todos los Trastámaras en vellón pobre y 1´6 gr. de peso.
Enrique III, blanca. Sevilla.
Juan II, blanca. Sevilla
Con los Reyes Católicos las blancas tienen un peso teórico de 1,2 gramos y una ley de 24 milésimas. La relación con otras piezas era:
1 real de plata = 34 maravedíes = 68 blancas
Se identifican muy bien pues, además del ligero peso y tamaño, son muy delgadas y tienen las iniciales de “F” e “Y” coronadas
Reyes Católicos, blanca de Cuenca
La leyenda según las ordenanzas sería: FERDINANDUS ET ELISABET DEI GRACIA REX ET REGINA CASTELLE LEGIONIS ARAGONUN SICILE GRANATE “o lo que de ello cupiere” pues en una moneda tan pequeña es imposible que quepa tal inscripción.
En ésta leemos en ella:
Anverso: FERDINANDUS ET ELIS
Reverso: REX ET REGINA CAS
Se acuñaron las blancas de los Reyes Católicos a partir de los numerosos y variados dineros de vellón medievales que tenían la equivalencia de 10 dineros el maravedí, cambiándose 5 dineros por una blanca. Pero como la ley de los dineros era de 167 milésimas y la de estas blancas 24, se deduce que era siete veces de mejor ley en los primeros. La operación supuso pues un gran negocio para las arcas del Estado. O lo que es lo mismo, un pésimo negocio para el bolsillo de los ciudadanos.
Reyes Católicos, blanca de Toledo
En ésta, acuñada en Toledo, está identificado el ensayador “M” como Baltasar Manzanas que ejerció su oficio entre los años 1535 y 1560. Nos lleva este dato a inducir que esta blanca fue acuñada en esa horquilla. Dato interesantísimo pues en esos años el gobierno estaba en manos de Carlos I o Felipe II. Esta circunstancia es habitual encontrársela, pues en esos reinados posteriores se prefirió en muchas ocasiones seguir acuñando a nombre de los Reyes Católicos por la buena calidad de su moneda y la buena aceptación que el pueblo había tenido de ella.
Felipe II, blanca de Segovia
La blancas de Felipe II se acuñan a partir de 1566, y con una ley algo por debajo de las 14 milésimas. En ésta se identifica al ensayador Ioan de Ortega en los años 1590-95.
El vellón seguía la tendencia desde su creación de empobrecerse sin cesar.
Sus tipos fueron castillo en una cara y el anagrama PHVS en la otra.
Comentábamos al inicio de este artículo que la blanca es una moneda que comenzó su andadura en la Edad Media y la terminó en la Moderna. Por ese motivo las primeras fotos están escritas con letra gótica, propia del medievo, y las últimas con letra renacentista, ya propia de la Edad Moderna.
El título de este artículo “Sin blanca entró en la Ínsula y sin blanca sale, bien al revés de lo que suelen salir los gobernantes de otras ínsulas”(El Quijote, 2ª parte, capítulo X) es relativo a la estancia de Sancho en la Ínsula Barataria.
A muchos de nuestros gobernantes no les vendría mal reflexionar sobre esa frase. Y practicarla.