La Ceca de Trujillo



Uno de los casos más singulares de la numismática española es el de la ceca de Trujillo: por la falta de documentación, por la marca de ceca y por el motivo de su aparición.

Al inicio del siglo XVII Felipe IV siguió la política monetaria de su antecesor de acuñar ingentes cantidades de moneda de cobre a la vez que se ideó un nuevo sistema para cambiar el valor de la moneda circulante, el resello. La historia de la moneda de cobre y vellón de esta centuria está marcada por las devaluaciones, recogidas del numerario circulante, prohibición de la utilización del sistema de martillo en las cecas, eliminación del vellón (aleación de plata y cobre) con la sustitución del mismo por cobre puro …. y la proliferación de falsificadores debida a la gran diferencia del valor del valor facial de la moneda con el valor real del metal que la componía. Un verdadero caos que no es más que el reflejo de una situación económica del país calamitosa. Y en dentro de ese caos comienza a acuñar Trujillo.

  1. La Casa de Moneda se sabe que fue fundada en 1636 con el objetivo de resellar moneda de cobre. Estaba situada frente al Palacio de San Carlos, donde residen las Monjas Jerónimas, cerca de la actual iglesia de San Martín. Pero no se conoce documentación que permita mayor estudio. 1640 fue, entre otros, un año funesto para las arcas del estado pues por una parte no llegó ningún dinero de las Indias a la vez que por otra se iniciaban las revoluciones de Portugal y Cataluña. Los beneficios de la moneda resellada en Trujillo en las dos décadas siguientes se emplearán en el auxilio de los ejércitos de la frontera de Portugal.
  2. Posteriormente aparece una nueva ceca instalada en la plazuela de San Miguel con una categoría superior a la primera pues acuñaba moneda nueva por el procedimiento de “molino de sangre” (igual que el famoso Ingenio de Segovia pero utilizando mulos en lugar de la fuerza hidráulica). Como responsables de la nueva casa: superintendente, Andrés de Vallarán, y guarda (especie de alcaide), Pablo Ponce. Esta ceca es la responsable de la acuñación de monedas de hasta 16 maravedís de los años 1661 a 1664, y que se caracterizan por aparecer en el anverso la cara del rey. Es importante destacar que aparecen en 1661, además de la reactivación de la de Trujillo, tres cecas nuevas, dos en Madrid además de la ya existente y otra en Córdoba (donde no existía desde el periodo musulmán, y que fue desmantelada en 1665 enviándose los molinos a Sevilla)
  3. En 1680 Carlos II inicia una nueva acuñación de moneda de dos maravedíes (vulgarmente conocidos como ochavos) en las cecas tradicionales de Burgos, Cuenca, La Coruña, Granada, Madrid, Segovia, Sevilla, Toledo y Valladolid, y en las de Trujillo y Linares. Trujillo emitirá numerario sólo ese año. Y Linares aparece ahora por primera vez desde las monedas ibéricas de Cástulo.

Dice así la pragmática de 22-V-1680: en el anverso “escudo coronado, en cuyo interior había un castillo; en la orla la leyenda CAROLVS II D G; a la derecha del escudo II (valor), y a la izquierda la Ceca”; por el reverso: “escudo coronado con un león en su interior, en la leyenda HISPANIARVM REX, y a la derecha del escudo la fecha”.

 Son de las últimas monedas de vellón acuñadas en España pues a partir de este momento se elimina definitivamente la plata en la aleación quedando sólo cobre.

Carlos II. Ceca de Trujillo. II maravedíes de 1680

La marca de ceca de Trujillo ha sido siempre un misterio. Aparte de la Virgen de la Victoria citada en el artículo anterior, se sabe que en 1641 se pensó en un distintivo con las dos torres del castillo del marqués de Villena, pero esa marca no se ha encontrado en ninguna moneda.

Hemos comentado que en 1661 se comienza a acuñar en dos nuevas cecas de Madrid. Una de ellas estaba en el Retiro y tradicionalmente se le adjudicó como marca de ceca el anagrama RTº. Se daba además la circunstancia de que la marca del ensayador era “M” lo que reforzaba la teoría al interpretarse como Madrid-Retiro. Pues bien, recientemente se considera que esa adjudicación es errónea y que corresponde sin ninguna duda a Trujillo.
Un anagrama son una serie de letras superpuestas, de forma que si alteramos el orden al leerlas sería TRº, y además el palo de la “T” está curvado hacia la izquierda en su base con lo que tendríamos además una “J”, quedando así: TRJº. ¡Claro, eso es Trujillo!

2 comentarios en «La Ceca de Trujillo»

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